Hay un País en el Mundo.. Mi isla

By Published On: 14 de noviembre de 2012Categories: Personal

Hay
un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol,
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.

Fragmento del poema de Hay un País en el Mundo de Pedro Mir.

  
Debo confesar que en mi temprana juventud nunca había sido muy sensible ante las situaciones que pasaban en mi país.

Nunca me ha gustado involucrarme en la política. Voté por primera primera y única cuando el lío aquel de Peña Gómez y la segunda vuelta. Quedé tan decepcionada, que juré por la bandera que jamás perdería mi tiempo nuevamente, depositando mi voto en una urna.

Evito leer el periódico, y por mi profesión debería hacerlo. Pero no me gusta envolverme en corrientes alarmistas, y las pocas veces que oso hacerlo, suelen ser malas noticias que afectan mi ánimo. Y yo necesito de toda la energía positiva posible para hacer que pasen las cosas que van enladrillando el camino de mis sueños.

Pero por primera vez en mi vida tengo que admitir  que estoy triste por mis tres cuartos de isla, mi Republica Dominicana. Que me he hecho eco de las protestas en las redes sociales e incluso, ante el asombro de mi santa madre, acudí a la protesta en el Parque Enriquillo el pasado domingo.

Debo admitir que me he cuestionado a mi misma, inquiriendo qué puedo hacer yo, como ciudadana común y corriente para que se efectúe un cambio real en nuestro país. Porque definitivamente las cosas no pueden seguir como van.

Ya me canse de hacerme de la vista gorda ante tanta arrogancia de nuestros gobernantes que llenan sus bolsillos con el sudor de la clase trabajadora y nos restriegan en la cara sus bonanzas. Bonanzas tales, que aquellos que, como se dice en buen dominicano “guayamos la yuca”, no podemos darnos ni en nuestros mas salvajes sueños.

Es triste que el pueblo los elija como servidores públicos, con la esperanza de que propugnen por el bien común, y luego se convierta en esclavo de sus designios. Y que dicho pueblo, que los llevo al poder, tenga que sufrir de su indiferencia, su indolencia y su desdén.

Me pregunto, como pueden ser tan insensibles antes la necesidad ajena. Sobre todo aquellos que nunca tuvieron nada y de repente con un cargo se materializaron todos sus anhelos. No recuerdan ellos lo difícil que es para aquel que esta abajo y no tiene la suerte de pertenecer a un comité político.

Con qué desfachatez exhiben su estatus de realeza, con títulos nobles arrancados de las entrañas del pueblo, al que luego exprimen con tal desenfado.

Qué le espera a mi querida tierra, cuando los medios se prostituyen para prejuiciar la opinión pública. Cuando nuestro pueblo ha sido dejado a propósito en el analfabetismo por décadas y décadas, porque un pueblo sin educación es más fácil de manipular.

Cómo es posible que nisiquiera para protestar nos pongamos de acuerdo, ya que hasta a eso algunos sectores quieran sacarle provecho para brillar.

Hasta dónde tendremos que llegar para que dejen de vender nuestras playas y sigan permitiendo que dañen el medio ambiente empresas mineras, que sacan nuestras riquezas para llevarlas a otro lado.

Habrá alguna esperanza para mi país? Recuperaremos los valores? Me pregunto si volverán los días en los que se le llamaba ladrón al que saqueaba y tomaba lo que era suyo y era repudiado públicamente. No como ahora, que llevan el apelativo de “Don” antes de su nombre de pila y se les tira alfombra roja al llegar.

Qué le dejaremos a nuestros hijos y nietos, si cada quien solo piensa en el bienestar propio y la inversión de valores ha llegado a límites inadmisibles.

Ruego a Dios que tenga misericordia de nosotros. Y que despierte la conciencia de los jóvenes, los cuales tienen sobre sus hombros la responsabilidad de efectuar el cambio. Porque definitivamente, esto no puede seguir así.

Ojala en unos años podamos seguir diciendo: Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol, Oriundo de la noche…

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