Tres Cosas Que Cambiaron Mi Vida
Desde hace tiempo emprendí un camino de aprendizaje que me ha permitido crecer como ser humano, aunque confieso que aun me falta mucho por aprender.
Sin embargo, algo que me llena de satisfacción es que puedo dar fe de que cuando se quiere y se trabaja en uno mismo, los cambios no se hacen esperar.
He superado muchas cosas, y como dije, me quedan muchas por superar. Ahora bien, mirando en retrospectivas hay tres cosas que han causado un gran impacto en mi vida, las cuales comparto a continuación:
1. Agradecer. Ser agradecida por todo lo que he recibido y sigo recibiendo, ha sido un factor clave que ha transformado mi vida. Agradecer tiene un factor multiplicador, proporcionando mucho mas de eso por lo cual mostramos genuino agradecimiento.
No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que vivía enfocada en aquellas cosas que entendían que me faltaban. Y sobra decir que lo único que lograba era crear más carencias.
Cuando comencé a agradecer cada día por cada pequeño detalle, incluso aquellas cosas que damos por sentadas, los milagros comenzaron a manifestarse.
Comencé a darme cuenta lo valiosa que es la salud, por ejemplo. Tengo la fortuna de ser saludable, y muchos cometemos el error de solo tomarla en cuenta cuando nos falta.
La familia, amigos y seres queridos son bendiciones increíbles en nuestras vidas.
El aire que respiramos, el sol que nos da luz y energía, la luna que rige la marea y nuestros días y noches.
En fin, diariamente, sin importar la situación que estemos enfrentando, siempre habrá por lo menos una razón para agradecer, que bien podría ser el mero hecho de estar vivos.
Por eso, desde hace ya un buen tiempo, comparto diariamente en mis redes sociales, al menos una razón para dar gracias. Este ejercicio me obliga a revisar todas las bendiciones que tengo y elegir al menos una para compartirla.
Personas allegadas a mi me han confesado que les encanta leer estas publicaciones y que les inspira también a buscar razones para estar agradecidos.
Confieso que inicie haciéndolo por motivos meramente egoístas. Pero si esto toca al menos a una persona, agradezco que esto pueda servir de inspiración para alguien.
2. Asumir mi responsabilidad. Llegar al punto de reconocer que absolutamente todo lo que ocurre en vida ha sido el resultado de mis decisiones, me tomó tiempo y un doloroso proceso de concientización.
Los seres humanos tendemos a justificarnos y buscar respuestas fuera de nosotros, sin tomar en cuenta que nada pasa en el exterior que no haya ocurrido en el interior primero. Por tanto, todo lo que ocurre en nuestras vidas es una manifestación de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Ciertamente existen factores que no están bajo nuestro control, y en estos casos, nuestra responsabilidad tiene que ver con el modo en el que reaccionamos ante ellos.
En lo que a mi respecta, aceptar mi responsabilidad, entender que soy yo la que esta a cargo de mi vida, mi bienestar, mis finanzas, mis relaciones, mi negocio, mi salud… En fin, de absolutamente todo lo que ocurre en mi vida, tuvo un efecto revolucionario.
Desde el momento en que aceptamos nuestra responsabilidad en cualquier situación, en lugar de victimizarnos o asignar culpas, podemos comenzar a sanar y buscar soluciones. Pensar que podríamos hacer diferente para evitar estas situaciones en el futuro y sacar el aprendizaje que nos hará mas sabios en el futuro. Y a la vez, buscar como solucionar la situación.
Si todos aceptáramos humildemente nuestra cuota de culpa en los conflictos que se nos presentan, la lucha de egos se depondría y se evitarían muchos desaciertos.
El aceptar responsabilidad o culpa, hace que el yo se doblegue y que comencemos a pensar en nosotros.
3. Desistir de complacer a todos. Tratar de encajar fue algo en lo que invertido mucha energía en mi temprana adultez.
Desde temprana edad me vi insertada en un medio social diferente al que pertenecía, y eso trajo muchas ventajas y aprendizajes a mi vida.
Pero con el tiempo, a medida que he ido madurando, he entendido que las personas que te aprecian por lo que eres en realidad, son aquellas que permanecen a través del tiempo sin importar las circunstancias.
Ciertamente debemos cuidar los modales y ser amables con todos. Ahora bien, de ahí a tratar de complacer a todo mundo, es algo muy distinto.
A medida que he ido madurando he entendido que tratar de quedar bien con todo el mundo es una tarea titánica que desgasta emocionalmente al que tontamente se propone lograrla, y los resultado siempre terminan siendo dudosos.
En esta etapa de mi vida, solo quiero compartir con las personas que amo y con las que me siento a gusto. Si quiero ir a un lugar voy y si no lo hago.
Cuidando de no herir a nadie, he aprendido a decir que no a aquellos compromisos sociales que no me place cumplir o a la asignación de roles que no me satisfacen.
Es una gran satisfacción haber llegado al punto en el cual me siento tan segura de mi que no necesito tratar de satisfacer a todos para sentirme aceptada
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