Todos Sufrimos
Todos sufrimos, de una manera u otra, en un momento determinado. Nadie que vivió en esta tierra fue nunca inmune al dolor.
El modo en que lo enfrentamos y las enseñanzas que sacamos de las diferentes situaciones es lo que nos hace diferentes.
Dos personas pueden pasar por el mismo proceso traumático y uno volverse totalmente amargado por las secuelas que dejó en su vida y el otro estar agradecido por haberlo sobrevivido y por lo que aprendió.
Las perdidas de seres queridos, aquellos que se fueron muertos o en vida, son algunos de los eventos mas traumáticos que enfrentan los seres humanos.
Hay muchas maneras de encarar el luto, desde la negación hasta la más profunda depresión. Todo va a depender de la personalidad, la relación y las circunstancias.
Pero casi todos aquellos que han vivido situaciones de este tipo coinciden al decir que esto les ha hecho mucho más humanos y sensibles al dolor de los demás. Permitiéndoles ser más comprensivos y proveyéndoles de herramientas para poder ser de real ayuda.
Otros se impacientan porque no entienden la reacción de su prójimo o consideran la depresión como una debilidad o una elección hecha por gusto.
En el mundo actual, la onda del pensamiento positivo y la imagen de éxito son prácticamente requerimientos sociales. Por tanto, las actitudes contrarias a éstas suelen ser mal vistas.
Por tal razón, muchas personas enmascaran sus sentimientos reales, cual payasos, para poder encajar y ser aceptados. Evitando mostrar su situación real.
Esto conlleva a algo peor, porque se debe hacer un doble esfuerzo, primero para encubrir el dolor y luego para poder superarlo, prácticamente sin ayuda.
En ciertos grupos sociales es común escuchar comentarios sobre alguien a quien se refieren como quejumbroso, de energía baja, hipocondríaco o débil, entre otros epítetos. En obvia señal de rechazo, en lugar de ponerse en el lugar de esa persona, para tratar de entender por lo que esta pasando.
En estos días se vive con tal rapidez, todo es tan complejo, a todos nos falta tiempo, por lo que ya nadie quiere echarse problemas de otros encima. Y los amigos, que suelen ser uno de los grupos de apoyo más importantes para superar situaciones difíciles, han dejado de serlo.
Muchos temen expresar su dolor, las situaciones que están enfrentando, para no ser rechazados.
Pero todos sufrimos, unos somos mejores que otros al esconderlo. Algunos lo expresan con agresividad, aislamiento, alcoholismo, drogas, adicción al trabajo o al juego. Otros sacian su soledad con encuentros sexuales furtivos, que a la final los dejan mas vacíos. Hay quienes construyen una fachada de éxito o de culto al cuerpo. Hay tantas formas como las hay personas.
Ahora bien, es de tomar en cuenta que muchas veces las personas sufren de depresión debido a que han sido fuertes por mucho tiempo, y simplemente ya no pudieron más. O que sus vidas han sido sometidas a tantas pruebas que simplemente su psiquis sucumbió.
Nadie quiere estar triste. Nadie quiere sufrir. Todos queremos ser felices. Es el anhelo de todo ser humano.
Pero ojalá la próxima vez que te toque tratar con alguien que esté lastimado, puedas abrir tu corazón y en lugar de juzgarlo, puedas tenderle la mano y ayudarle. Es un modo sutil de sembrar una semilla positiva, que quizás te toque cosechar algún día.
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