Ser o parecer, ese es el dilema

By Published On: 31 de enero de 2014Categories: Personal

“La literatura light, como el cine light y el arte light, da la impresión cómoda al lector y al espectador de ser culto, revolucionario, moderno, y de estar a la vanguardia, con un mínimo esfuerzo intelectual. De este modo, esa cultura que se pretende avanzada y rupturista, en verdad propaga el conformismo a través de sus manifestaciones peores: la complacencia y la autosatisfacción.

En la civilización de nuestros días es normal y casi obligatorio que la cocina y la moda ocupen buena parte de las secciones dedicadas a la cultura y que los «chefs» y los «modistos» y «modistas» tengan ahora el protagonismo que antes tenían los científicos, los compositores y los filósofos. Los hornillos, los fogones y las pasarelas se confunden dentro de las coordenadas culturales de la época con los libros, los conciertos, los laboratorios y las óperas, así como las estrellas de la televisión y los grandes futbolistas ejercen sobre las costumbres, los gustos y las modas la influencia que antes tenían los profesores, los pensadores y (antes todavía) los teólogos.”.Extracto del libro La Civilización del Espectáculo de Mario Vargas Llosa.

Esta larga cita del libro de Mario Vargas Llosa, viene a confirmar algo que hace tiempo viene dando vueltas en mi cabeza: Da la impresión de que en estos tiempos es más importante parecer que ser.

La superficialidad y las frivolidades están tan altamente valoradas que cada vez más personas son propensas a sacrificar sus valores morales a cambio de dinero.

Como he comentado en otros de mis escritos, la inmediatez y la necesidad de parecer ser ricos (en lugar de trabajar para serlos para luego tener este estilo de vida), empujan a muchos a comprometer su futuro a “cómodas cuotas”Comprando cosas que no están a su alcance y condenándose por la eternidad a vivir del crédito.

Es tan notable la impaciencia por la complacencia y la autosatisfacción, como menciona Vargas Llosa,  que al final la calidad de vida de estas personas se ve profundamente corroída, al contraer compromisos morales y económicos que son incapaces de sobrellevar.

Y peor aún, inculcan en sus hijos esas mismas prácticas, enseñándoles a valorar por las marcas, las apariencias y los símbolos de éxito. Condenándolos a ser víctimas del consumismo.

Yo creo en el equilibrio. Disfruto de las cosas materiales igual que todos. En lo que difiero es en que estas cosas lleguen a ser más apreciadas que la esencia del ser humano.

Que sea más importante la marca de automóvil que maneja una persona, el tamaño y la ubicación de su casa y la ropa que usa, que su calidad de ser humano y sus cualidades.

Al punto que, a sabiendas de esto muchos se valen de ardides para engañar. Dan la apariencia de ser acaudalados por un tiempo y luego usan tretas para estafar. Y la gente cae movida solo por apariencias.

Qué fácil debe resultar para aquellos que manejan la opinión pública distraer a la gente de lo que realmente es importante, cuando los vestidos y joyas utilizadas por  las estrellas de cine en una premiación ocupan los lugares más importantes de las noticias.

Y tú, ¿qué piensas? ¿Es más importante ser o parecer? Dame tus comentarios.

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