Ser mujer
Nací en un país de cultura predominantemente machista, en el que las madres suelen enseñar a sus hijas a servir a sus hermanos y a sus padres. Un entrenamiento inconsciente para que a futuro sirvan a sus maridos.
No tuve hermanos. Me crié en una casa con cuatro hermanas. De las cinco, yo era la mayor. Aunque en mi casa mi papa eraa el cabeza de famlia, no senti nunca que mi mama fuera una mujer sometida.
Lloré cuando supe que mi hija iba a ser mujer. Había añorado secretamente que fuera varón. No me gustaba el trato que veia que recibian la mayoria de las mujeres en mi entorno.
Era joven cuando Chelsea llegó a mi vida. Y al pasar el tiempo comprendí que el hecho de que ella fuera mujer fue una de mis más grandes bendiciones.
A medida que fui madurando, comencé a descubrir todas las grandes bendiciones que implican ser mujer.
Las mujeres tenemos la dicha y la responsabilidad de cargar en nuestro vientre a los hijos. Parirlos, amamantarlos y guiarlos. Esto produce un lazo innegable con ellos que no se rompe nunca.
Somos intuitivas, sensibles, comunicativas, emocionales y entregadas por naturaleza. Abogamos por conciliar, por el bien comun y nos
Por eso no es sorpresa que seamos tan buenas en puestos gerenciales y organizativos. Desde que existen registros de la historia de la humanidad, hemos sido las administradoras del hogar.
Es imposible que no seamos complejas. Nuestros cuerpos pasan por cambio constantes. Solo hay que ver que nuestro ciclo menstrual dura todo el mes. Cuando no estamos ovulando, estamos menstruando. Y según el caso no se sabe cual es peor.
Justamente por ser la fuente de vida, nuestros cuerpos pasan por cambios drásticos al pasar de los años. Mucho mas pronunciados que los que suceden a los hombres.
Nuestro cerebro funciona diferente. Y eso esta probado científicamente. Es por eso que, las expectativas de que reaccionemos de igual modo que los hombres ante ciertas situaciones, en poco mas que ingenuo.
Con el devenir del tiempo el rol de las mujeres ha sido el que ha sufrido cambios más dramáticos.
Al salir de las casas a producir, hemos dejado de ser adornos o solo amas de casa. Ocupamos puestos ejecutivos en empresas, administramos el hogar, estamos a cargo de la crianza de nuestros hijos (que ya de por si es un trabajo a tiempo completo) y además debemos ser las amantes esposas de nuestros maridos.
Por estas y muchas otras razones algunas mujeres alegan que la liberación femenina no hizo otra cosa que cargarnos mas el dado. Mientras que los hombres siguen ocupándose de las mismas tareas: trabajar y llegar a una casa donde todo esta hecho.
Claro que esto está cambiando. Un poco más lento en países de Latinoamérica.
En esta etapa de mi vida puedo decir a boca llena que estoy feliz de ser mujer. Que estoy bendecida y agradecida de la oportunidad de haber podido gestar a mi hija y que es una experiencia que no cambiaria por nada.
Pienso sin temor a equivocarme que cuando Dios pensó en la creación, defintivamente puso de manifiesto su lado femenino.
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