Prefiero ser esclava
Muchos resentidos sociales llaman esclavos a los empleados, pues comparan sus empleos con los grilletes que se utilizaban en la época de la colonización y otras aun más remotas.
Hablan despectivamente de cómo las personas van como vacas diariamente al trabajo y doblan la cabeza bajo el yugo del patrono, viviendo sin voluntad propia.
En más de una ocasión he sido participe de esas conversaciones, y aunque he expresado mi punto de vista, lo he hecho sin mucho apasionamiento. Pues me queda claro que son el tipo discusiones en las que nunca nadie gana, y en las que a la final, cada parte termina más convencida de su posición inicial.
Hoy estuve reflexionando sobre este tema y me dije a mi misma, reafirmando lo que creo. Prefiero ser esclava.
Toda la vida he luchado por lograr mis objetivos, y si, hubo ocasiones en las que tuve que apegarme a un horario, a un régimen de trabajo. Pero prefiero ser esclava de mis sueños y metas, a ser esclava de un vicio, de una sustancia o a un estilo de vida parasitario.
Por lo regular, esos detractores que tratan de justificar su estatus quo, echando tierra sobre aquellos que intentan ganarse la vida honradamente, son los que se aprovechan de los demás con subterfugios, o simplemente arrebatándoles lo que tienen.
Y además de esto, lo hacen para mantener su dependencia enfermiza a algún vicio. Llevando un estilo de vida vegetativo, que no produce nada positivo para ellos, sus familiares y su comunidad.
Yo prefiero ser esclava, repito. Esclava de mi misma, de mis anhelos. Prefiero trabajar duro por lograr mis metas. Ver como poco a poco mis esfuerzos van dando frutos. Y crecer cada día, hasta que lograr convertirme en la mejor persona posible.
Prefiero ser desarrollar mi potencial al maximo convitiendome en lo mejor que pueda ser. La mejor madre, hija, hermana, amiga. Y de ser posible, en el futuro, dejar un legado en mi comunidad.
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