Manos a la obra
Siempre había escuchado que la terapia ocupacional es efectiva. De hecho, conozco algunas personas que se relajan cocinando, lavando la ropa u organizando su closet.
Yo no lo entendía. Para mi relajarme era ver televisión, escuchar música o entregarme apasionadamente al ocio.
Pero hoy sucedió algo curioso. Estando en la oficina, me dí cuenta de que teníamos el tiempo encima para una tarea que debía dejarse lista hoy, para un evento que se realizará temprano en la mañana.
Sin pensarlo, todos los que estábamos en la oficina comenzamos a trabajar arduamente para realizar esta labor.
Al principio estaba agobiada por la línea de producción que creamos y como se amontonaban las cosas sobre mi escritorio.
Pero en unos pocos minutos comenzó a invadirme cierta alegría. Y puse música en mi computadora a todo volumen. Pedimos pizza y todos compartimos.
Por primera vez en mucho tiempo me sentí parte integral de mi equipo de trabajo y me entretuve muchísimo. Podría afirmar que incluso la pasé bien.
Fue gratificante volver a lo básico. A esos días cuando recién iniciaba mi negocio y tenia que hacer de todo, desde cargar cajas hasta supervisar personalmente los trabajos.
Cuando nos retiramos, manejando camino a casa pensé, que este es el tipo de cosas que te mantienen con los pies sobre la tierra, que ayudan a entender mejor y compenetrarse con el personal y ganarse su respeto.
Definitivamente ahora creo en la terapia ocupacional. Y aunque no siempre tendré el tiempo o la oportunidad para hacer este tipo de cosas, pretendo en lo adelante, poner manos a la obra codo a codo con mi equipo.
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