Manejo del fracaso
El otro día, escuchando un programa de radio, la sicóloga que colaboraba en el mismo habló sobre un fenómeno que ocurre actualmente sobre personas que se deprimen debido a la presión que sienten por las redes sociales.
Explicaba que debido a que la gente proyecta solo su lado positivo, su estilo de vida fabuloso, los hermosos lugares a los que van, y las grandes experiencias que viven, algunos llegan sentirse miserables porque no pueden tener el estilo de vida que proyectan sus ciberamigos.
Me pareció chocante la presión de mostrar el lado positivo todo el tiempo. Y de cómo esto afecta el comportamiento de algunas personas.
Tampoco se trata de publicar los problemas y situaciones difíciles en las redes sociales. Pero en la actualidad es tan mal visto que la gente tenga estados emocionales tristes, que se sienten presionados de mostrar siempre una fachada de bienestar aunque estén desechos por dentro.
Todos sufrimos en algún momento. Aunque algunos lo disimulen mejor que otros. Fracasar, los momentos de crisis, esas cosas que nos marcan son parte del proceso de la vida. Son necesarios para llegar al éxito, pues nos muestran cuáles cosas no funcionan para lograr alcanzar las metas y objetivos propuestos.
Y si se aprende la lección, evitando hacerse la victima y se maneja el proceso de manera adecuada, se puede convertir en algo positivo.
En la actualidad, se insta a que no se castigue a los niños y se les da medallas solo por asistir. He escuchado de juegos silenciosos en los cuales los padre son pueden gritar ni aplaudir para que los niños que no anoten no se sientan mal. En los que no hay ganadores para no herir sentimientos.
Pero lamentablemente la vida no es así. La vida no premia solo por asistir. Las cosas deben ganarse con esfuerzo. Y si desde niño no se aprende a manejar el fracaso, va a ser más difícil hacerlo de adulto.
Todo aquel que ha logrado algo valioso en la vida ha cometido muchos errores y fracasado muchas veces antes de triunfar.
Genios como Thomas Edison, quien probó miles de bombillas antes de conseguir la solución adecuada, tuvieron muchos tropiezos antes de lograr el tan deseado éxito.
Se dice que sin dolor no hay ganancia. Y para renacer, renovarse, crecer, hay que morir un poco.
Asi que en lugar de tratar de evitar el fracaso es mejor acogerlo, aprender de el y verlo como lo que es, un paso mas cercano para lograr el triunfo.
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